¿QUÉ EMOCIONES TENGO AHORA MISMO?

 

– Elaborar un cartel, con las emociones básicas. Imprescindibles la alegría, tristeza, enfado, miedo, cansancio, aburrimiento, asco y vergüenza.

– Realizaremos dramatizaciones colectivas (interpretar entre todos/as cuatro emociones: Alegría, tristeza, miedo, enfado) o individuales, de las diferentes emociones. Podemos concursar a ver quién adivina la emoción que se dramatiza. Esta actividad la realizan todos los alumnos/as menos un compañero/a al que la/el docente le dice al oído una de las emociones trabajadas en clase antes. A partir de ese momento el/la alumno/a, sin hablar, sólo gesticulando expresa la emoción. Los/as compañeros/as que crean saberlo levantan la mano y la/el docente irá dando la palabra hasta que lo acierten. El/la que lo acierta pasa a ser el/la que gesticulará la siguiente emoción que la/el docente diga.

– Después verbalizamos situaciones que nos puedan producir estas emociones. ¿Cuándo sentimos…?

– Pensar un minuto, qué emociones tenemos ahora mismo.

– Expresar de forma voluntaria las emociones que tenemos ahora.

– Cada alumno/a, tendrá una pinza (de la ropa) y la pondrá diariamente en la emoción (del cartel) que tenga.

– La/el docente comenta cómo se siente, finalizando con “¡Qué alegría de poder estar con vosotros aquí y ahora!”.

– Informar de lo siguiente: Las emociones que tenemos no son ni buenas ni malas. Son las que son. Por ejemplo, si no tuviéramos la emoción del miedo, cuando de pequeños comenzamos a andar, nos tiraríamos por las escaleras rodando (como si fuésemos Supermán), o quizás cruzaríamos corriendo las carreteras (sin pensar en que un coche nos puede atropellar). Tener miedo no es ni bueno ni malo, es necesario para poder sobrevivir.

Por ejemplo, si no tuviéramos la emoción de la tristeza, no existiría la solidaridad o no ayudaríamos a los demás. Cuando sentimos la tristeza de los otros, nuestro corazón se mueve o contagia para ayudar a los demás. Sentir tristeza no es ni bueno ni malo, es necesario para reconocer las cosas que deben cambiar.

Nosotros tenemos el poder de sentir emociones para encaminarlas hacia nuestros objetivos.

De nosotros depende actuar para conseguir nuestros objetivos o en reaccionar y vivir la vida que quieran las circunstancias.

Podemos sentir varias emociones a la vez. Obsérvalas. No las juzgues. Reconoce simplemente qué sientes cuando las observas.

Estas palabras o ideas, cada docente puede expresarlas como desee.

Estos juegos pueden repetirse a lo largo de todo el curso puntualmente.

  • Diariamente, en las sesiones de mindfulness, introducir la fase de observar las emociones que siento aquí y ahora mismo.

 

OTRA POSIBILIDAD PARA LOS MÁS PEQUES (por Yolanda Jiménez Romero).

«Las pelotas de las emociones».

Objetivos. Intentar que distingan tres emociones, alegría, tristeza y enfado.

Al comienzo de la asamblea hablaremos de cómo hemos llegado a la guarde o cole y de cómo nos encontramos por la mañana cuando mamá/papá nos deja. Si hemos entrado contento porque vamos a divertirnos y a jugar con los amigos y con la seño, mostraremos la pelota roja con carita feliz. Mamá/papá cuando nos deja se va feliz, porque nos quedamos muy contentos. ¡Vamos a pasarlo bien!

Pero qué pasa si nos quedamos enfadado porque no queremos que mamá/papá se vaya. Entonces mostraremos la pelota morada y mamá/papá se va triste. Se enseña una pelota, esta vez la amarilla con carita triste. ¿Qué tenemos que hacer para que mamá/papá se vaya alegre? Volvemos a enseñar la pelota con carita alegre. Debemos de llegar feliz y contentos porque vamos a jugar.

Por último nos daremos un abrazo individual y luego uno grupal todos. Acabaremos jugando todos con las pelotas.