Cuento «El cerdo y la gallina»

Había una vez una gallinita emprendedora que quería montar un negocio en la granja. Como había cada vez más animales en la granja tuvo la gran idea de montar un restaurante. Para llevar a cabo su idea necesitaba un socio. Así que se dirigió hacia el animal que más confiabilidad le daba: El cerdito.

– Hola Cerdito – le dijo la gallina. Quiero abrir un restaurante en la granja y he pensado que tal vez querrías ser mi socio.

– No sé – respondió el cerdito. ¿Y cuál sería el plato estrella del restaurante?

– ¡Qué te parece “huevos con jamón”! – respondió la gallina.

– No gracias. Creo que tú estarías involucrada pero yo tendría que estar comprometido.»

FIN.

Este cuento, nos deja claro que no es lo mismo compromiso que involucración. Involucrarse sería en este caso “estar incluido”, “participar de”. Comprometerse va más allá de participar. Es dar la vida en el caso de la historia de la gallina y el cerdo.

La persona comprometida es generosa, busca como dar más afecto y bienestar, se esfuerza y contribuye más. Va más allá de que supone el deber contraído. Para ser proactivo necesitas comprometerte en crear las circunstancias del cambio de paradigma que te lleven a la efectividad y, más tarde, a la grandeza.

Tras haber leído y comentado este cuento, les proponemos que escriban en un papel una circunstancia de su vida donde se hubieran sentido comprometido/a y otra donde estuvieran involucrado/a y que las ilustren.

Para finalizar reflexionaron en qué ámbito de su vida están involucrados/as y en qué ámbito están comprometidos/as.