Se sacan a dos alumnos de la clase y se les exponen que «vamos a ver cómo sus compañeros interpretan lo que les da la gana, sin tener evidencias de nada».

Se les explica el juego de la siguiente manera:

– Ahora vamos a entrar en la clase y vamos a decir que uno de vosotros es un ladrón y otro un policía. Los compañeros tendrán que adivinar, sin que vosotros digáis nada, quién es el ladrón y quién es el policía.

– Escucharemos las interpretaciones de cada uno.

– Finalizaremos informando que ninguno era ladrón o policía.

Reflexionaremos sobre cómo somo capaces de emitir juicios de valor, sin tener evidencias de nada.